Resulta que hace un par de semanas, estuve sin internet por 7 días. Fuera del hecho de que prefiero chequear los mails diariamente, no tuve mucho problema. De hecho fueron como unas vacaciones para la mente, leí todo lo que no leí este año (y el anterior). Hice un poco de música, aprendí a mezclar temas decentemente (eso no quiere decir “ahora la tengo re clara” sino algo como “ahora estamos hablando”) y leí muchos comics. Ya voy a ahondar en esas cosas dentro de poco, pero antes les quiero mostrar algo que escribí durante uno de esos días de falta de internet, en los que extrañaba bloguear un poco. Y dice más o menos asi:
Martes 14 de Abril
8:30 AM:
Suena el despertador. Mi despertador está intencionalmente colocado sobre una cajonera al otro lado de la habitación, lo cual hace que inevitablemente tenga que levantarme para apagarlo. Por supuesto eso no garantiza en lo más mínimo mi despertar (y planeo ahondar profundamente en mis teorías del sueño en un futuro ensayo).
8:40 AM:
Salgo del baño, cómo un poco de rosca que sobro de Pascuas. Me hago un café instantáneo.
9:10 AM:
Salgo de mi casa y camino hasta la parada. Hace un poco de frio, lo extrañaba.
9:20 AM:
Me subo al colectivo. Evaluó los factores pertinentes y dejo pasar el intento de pedir “$ 1,10” y le sumo 10 centavos. Pagar lo mínimo en el colectivo es un mantra personal, un estilo de vida.
10:20 AM:
Llego a destino, las escaleras mecánicas me arrastran hasta el piso deseado. Creo que acá hace falta una aclaración, para aquellos que no sepan, hace un par de años logré entrar en la lista de prensa de Buena Vista International, por ende me invitan a las funciones privadas de todos sus estrenos (películas gratis! que generalmente incluyen desayuno gratis!).
Hay poca gente, es una película de poco interés, un documental a la antigua, sobre animales y La Tierra (narrado por James Earl Jones, también conocido como Darth Vader).
Todavía hay desayuno disponible (café y jugo de naranja, las medialunas se extinguieron de la mesa), pero yo ya estaba lleno.
10:35 AM:
Entro a la sala, me acomodo comodamente y aca es cuando la jerga de los criticos se diferencia de la del resto de los mortales. Cuando un critico te pregunta cuanto dura la película no tenes que decir “una hora y media”, decís “90”, el más mínimo error puede hacer que ellos se percaten de tu condición de mero mortal y las consecuencias serian aterradoras.
Empieza la película y una niña con su (sospecho) abuelo se sientan atrás mío y hablan (sutilmente) durante toda la película. No me molesta lo suficiente como para arrojarles objetos contundentes.
12:05 PM:
Termina la película. Las imágenes son admirables, la narración y la música es generalmente cursi y hace énfasis en los clichés de la naturaleza (cuando hay crías tiernas la música es feliz y… tierna. Cuando aparece el lobo/leopardo/tiburón la música es de “ese es el malo”). Esos detalles baratos de imposición de blancos y negros moralistas dentro de los salvajes estratos de la naturaleza le quita seriedad a lo que la película intenta transmitir, pero no lo suficiente como para arruinarla.
1:00 PM:
Llego a mi casa. El gato (o sea, la gata) sigue en mi cama, en el mismo lugar desde que me levanté.
1:30 PM:
Chequeo los pequeños juegos que tengo la pc, ya que hace varios meses que no juego a nada. Encuentro un juego que tengo instalado hace años y nunca probé. Stackopolis.
Juego un rato y me frustro rápidamente descartándolo como “ahsunaporqueria”. Recomiendo el Stackopolis para aquellos que anhelan la frustración y disfrutan de los gráficos retro de videojuegos.
Y básicamente eso.
Tengo más relatos de esa semana, con evidencia fotográfica. Asi que vuelvan pronto.
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