14 de octubre de 2013

C'est la fin, mais la fraîcheur se poursuit.


Este blog comenzó en Enero del 2008, justo al final de un periodo rarísimo de mi vida, de cuatro meses de ermitaño (sin internet, y prácticamente sin salir a ver gente). Su apogeo fue durante todo el 2008 y el 2009.
La realidad es que murió en el 2011 y todavía hace meses seguía re-diseñándolo un poco, planeando seguir posteando. Finalmente me dí cuenta que ya no soy exactamente la misma persona que lo empezó, me pasaron mil cosas en los últimos dos años y tengo ganas de hacer cosas nuevas. Leo muchos de esos viejos posts y me reconozco a mi mismo en ese momento, pero mi versión presente ha cambiado un poco. Y si bien, definitivamente sigo siendo el mismo ridículo transeúnte, y quiera hablar de algunas de las mismas tonterías, tengo una necesidad de intentar abordarlo de una manera diferente. Por consiguiente, ponerle un fin formal a este blog me parece lo más apropiado. Hay geniales recuerdos acá y aquí se quedaran para cuando los quiera volver a visitar (no entiendo a la gente que elimina blogs donde han escrito tanto, hay que dejar existir a sus propios seres pasados).

Algunos highlights del Diario de Menta:
Por supuesto, no vendría a cerrar esta puerta, sin abrir otra primero. Voy a retomar la idea de escribir algo regularmente para aquellos a los que le interese, pero esta vez en un formato diferente: Un newsletter. Me gusta escribir cartas e incluso un mail se siente un poco más cercano que un post en un blog/sitio. Escribiré sobre algunas de las mismas cosas (cine, música, libros, comics, series) y sobre cosas nuevas. Asi que si les copa, los invito a pasar:





Calculo que estaré mandando el primer mail este viernes y en un principio será semanal la cuestión.
También me pueden seguir en Twitter o Facebook (o en mi sitio), donde podrán enterarse de alguna cosa nueva que esté haciendo.

Gracias a todos los que alguna vez pasaron por acá y se quedaron a leer. Nos vemos por ahí, que esto recién empieza.

6 de diciembre de 2012

Regreso al Fin


Hace más de un año que no escribo nada acá. Interminables cosas me pasaron desde la última vez: buenas, malas, fantásticas, terribles. Y aquí estoy de nuevo. Lo primero, era darle una refrescada al look del blog. Es algo necesario para motivarme a escribir de nuevo, no puedo hacerlo en un lugar que no sea lindo.
Hace poco me puse a ver que tipo de cosas posteaba. Hice apenas más de 100 posts desde que lo empecé a principios del 2008. Me cuesta creer que haya hecho 100, considerando que la mayoría tenían su dedicación y tiempo detras de ellos (por más que el resultado haya sido en la mayoría de los casos, ridículo). Quizás en esta segunda etapa, probablemente empiece a probar algunas cosas levemente diferentes. Siempre me entusiasma hacer algo nuevo. Por lo pronto, hay uno o dos proyectitos sobre los cuales probablemente reporte aquí en breve.
Eso es todo por el momento, pueden proseguir deambulando por la interweb. Nuevos posts muy pronto.

Este regreso va dedicado a Tomás, videojuegista profesional, escritor respetable, humano imaginario. Los dejo con el disco Zorya de Floex, uno de mis favoritos del año pasado:

Foto 'Rain' por Tanveer Chandok.

7 de julio de 2011

Felices veinte!

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La semana pasada fue el aniversario número 20 de Sonic, el erizo azul, la cosa con vida más rápida que hay, la mascota de Sega y mi personaje predilecto de videojuegos. Es cierto que a esta altura es más por nostalgia que otra cosa, pero aun asi Sonic fue una gran parte de mi infancia y no podía dejar pasar la oportunidad de comentar sobre la ocasión y escribir al respecto de este sujeto.
Empecé a tener un fanatismo por Sonic bastante antes de haber tenido un juego de el y no estoy seguro de cuando o como supe por primera vez de su existencia.
Sonic The Hedgehog para el Sega Mega Drive/Genesis salió el 23 de Junio de 1991 (en Estados Unidos y Europa) y ese fue su debut en las consolas, pero su primer aparición fue a modo de cameo en un arcade de Sega llamado Rad Mobile, un juego de carreras, en el cual aparecía como un muñequito colgante dentro del auto. 
rad mobile sonic
Ahora, es muy probable que la primera vez que haya visto a Sonic haya sido en el Sonic 1, sin embargo nunca tuve ese juego (es probable también que lo haya jugado en aquel entonces aquí y allá en contadas ocasiones) y hoy en día me parece que en comparación al Sonic 2 y 3 especialmente, deja mucho que desear y esto es fundamentalmente por un único detalle, la falta del spin dash (cuando te haces bolita para tomar velocidad). Es por ese detalle que hoy en día jugar al Sonic 1 es un sufrimiento ya que cuesta mucho acostumbrarse a no tener spin dash y por supuesto que esto es solo un problema en retrospectiva, lo cual habla enormemente bien de ese agregado del Sonic 2 que se convirtió en una acción fundamental de toda la serie de juegos tradicionales de Sonic. Habiendo dicho eso, el primer Sonic introdujo cambios radicales a los juegos de plataformas, como el uso de mucha velocidad (elemento que podría haber tenido sus origines en el Super Mario 3).
Sonic The Hedgehog NA art
Sonic The Hedgehog JP art
Sonic The Hedgehog (W) (REV 00) [!]_003
Se me hace difícil armar mi cronología personal con respecto a Sonic. Aparentemente mi interés en el veloz erizo azul se remonta a 1993, ya que ese año recibí un dibujo de mi tío más joven para mi cumpleaños:
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Y por ende, a pesar de haber visto el primer juego y anhelarlo profundamente (no teníamos un Sega Genesis aún), mi fanatismo evidentemente ocurrió durante el boom de Sonic y me estoy refiriendo por ejemplo a la aparición de su primer serie animada al poco tiempo(Septiembre de 1993 y acá debe haber llegado algunos meses después).

Esta primer serie, Adventures of Sonic The Hedgehog, tenia poco que ver con el juego, era básicamente humoristica en un estilo bastante Chuck Jonesco (con alguna influencia también de Ren & Stimpy). Los personajes de Sonic (cuya característica era comer panchos con salsa), Tails y Dr.Robotnik (Mostachón!) eran prácticamente lo único que tenia de relación directa con los juegos. El mundo, los fondos, y el resto de los diseños no se parecían en nada, claramente tenía mucho más en común con la estética del Correcaminos y el Coyote.
Pero la posta llegó prácticamente al mismo tiempo con Sonic The Hedgehog: The Animated Series


Esta realmente tenia que ver mucho más con el juego. Ver esa intro me ponía la piel de gallina, muy épica (de más está decir que canto el tema cada vez que lo escucho). La historia era más dramática, había conflictos serios y acción de verdad, básicamente la serie que Sonic se merecía.
Ahora bien, vayamos un par de años en el futuro, porque aparentemente fue en el verano de 1995, en unas vacaciones a Uruguay de las cuales tengo dos muy vividos recuerdos sobre Sonic. En el viaje de ida, en Buquebus, me acuerdo que desde mi butaca podía ver en la otra punta, un gran salón (lo recuerdo medio oscuro por algún motivo) con un montón de chicos sentados en el piso alrededor de una tele, y estaban jugando al Sonic. Mi gran timidez de ese entonces me impidió acercarme y admirar esa maravilla en detalle, pero aun así lo recuerdo como algo fascinante.
En ese mismo viaje, probablemente en Montevideo, en una tienda de electronicosidades tenían el Sonic puesto en un televisor y fue amor. Anhelo esas épocas en las que ver imágenes de un juego podían impactarme en tal enorme dimensión.



Hizo falta que tuviera un accidente y me sometiera a una cirugía de considerable seriedad (anécdota que indudablemente relataré en otro momento) para que mis padres decidieran comprarnos (a mis hermanos y a mi) una Sega Genesis. Cuando me desperté de dicho procedimiento quirúrgico, me estaba esperando una copia de Sonic The Hedgehog 2.
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Fue un gran momento, no tenia palabras. De hecho quizás si las tenia, pero no podía emitirlas, estaba sin voz por varias horas. No solo eso sino que estaba todavía bajo el efecto de la anestesia y nisiquiera podía abrir la caja. Hablando de la caja, me alegro mucho que haya sido la versión asiática, los diseños eran mil veces mejores que los yanquis. Recientemente descubrí que esa caja contenía un mensaje inesperadamente apropiado para mi persona:

”Don’t just sit there and waste your precious time. When you want to do something, do it right away. Do it when you can. It’s the only way to live a life without regrets.”

Rarísimo que un videojuego tenga un mensaje como ese (considerando  obviamente que la mayoría de los juegos son un gran incentivador de perdida de tiempo), no solo eso sino que además no es un mensaje que particularmente tenga que ver con Sonic, o el juego en si. Sin embargo es un buen mensaje, pero es un verdadero misterio que esté ahí en primer lugar.
Jugar al Sonic 2 era todo lo que estaba esperando, un sueño hecho realidad, un genial juego de plataformas. En su momento nunca pude terminarlo, pero en ese entonces no podía terminar ningún juego.


Actualmente hay un grupo de dementes tratando de hacer una versión bootleg HD de este juego y están teniendo resultados interesantes.
Mi fanatismo por Sonic se llegó a extender más allá del juego y las series, por ejemplo, en algún momento adquirí este peculiar juego de mesa.
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DSCN8187 Era una especie de juego de la Oca o algo por el estilo, realmente dejaba mucho que desear, pero la artística era decente y reflejaba con cierta fidelidad la estética de los juegos. De más está decir que si el mismo juego hubiese tenido otra temática, como… no se, El Cartero Loco, lo hubiese pasado de largo completamente. Pero si algún día quieren jugar al juego de mesa de Sonic, están invitados.
Y otra importante adquisición de Sonic que tuve, requirió que deje ir un importante comic que tenia, si no me equivoco era la primer aparición de Metallo en la era “moderna” de Superman (1986/87) hecho por John Byrne. A cambió de esta transacción con un amigo de la infancia, obtuve varios comics, y uno de ellos era un comic versión original (en inglés) de Sonic (#51 – 1997).
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Este comic públicado por Archie (si, el mismo de Archie) es nada más y nada menos que el segundo comic más longevo basado en una franquicia (el primero siendo Conan). La historieta está muy inspirada en la serie animada de Sonic y usa varios de sus personajes, como Sally (quien no pertenecía al universo de los juegos).
El número más reciente, el cual celebra el 20 aniversario, trata sobre el origen de Sonic y su enfrentamiento con Dr. Robotnik. La tapa es un claro homenaje a la tapa del primer juego.
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En mi viaje de egresados de la primaria me compré el Sonic 3D para PC. Era la primer aparición 3D de Sonic, el cual seria su primer paso hacia su desgracia. Lamentablemente no conservo el juego, y digo lamentablemente por razones de coleccionista, de más está decir que el juego era bastante malo en comparación a los clásicos.
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Sonic, el principal competidor de Mario en aquel entonces, llegó a convertirse en uno (sinó el más) reconocible personaje de videojuegos en el mundo. Una interesante curiosidad, de las tantas en estos 20 años, es que Michael Jackson era un gran fan del erizo. A tal punto que durante el desarrollo de Sonic 3, el tuvo intenciones de componer la música del juego.
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Esta suceso está rodeado de misterios y de hecho nunca fue confirmado oficialmente por Sega, pero hay un poderoso hecho que valida estos rumores. La música de los créditos finales de Sonic 3 es sospechosamente similar a un tema que MJ sacó después, titulado Stranger in Moscow.
Eventualmente ocurrió algo determinante en la historia de Sonic que hizo en gran parte perder mi interés en este tan querido personaje, y esto fue cuando Sonic hizo su primer aparición en un juego de Nintendo. Era un sacrilegio! Pero también era inevitable en cierto punto ya que Sega definitivamente había perdido en la guerra de las consolas eventualmente. Y esto curiosamente trajo algo bueno, ya que entre varios juegos de Sonic en 3D que nada recordaban a los clásicos, salieron una serie de juegos para Gameboy Advance que eran 100% Sonic tradicional. La serie de 3 juegos de Sonic Advance fue probablemente el mejor regreso de Sonic y además su primer gran aparición en una consola portátil, previo a haber estado solo en portátiles de Sega como el cuestionable Game Gear.
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Esos juegos fueron los últimos que jugué de Sonic, y si bien ocasionalmente levantaba la cabeza a ver como pintaban los más recientes juegos, nunca llegaron a captar la atención demasiado. Sin embargo, el año pasado un teaser trailer logró ponerme la piel de gallina:

El Sonic 4! la continuación de la serie original y el regreso de Sonic a los juegos de plataformas. Pero a pesar de todo, los diseños del personaje seguían siendo tan chotos como en los últimos años y eso le restó mucho. Pero ver ese trailer casi que me hizo emocionar como cuando vi esas imágenes en Uruguay allá por el 95.
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Actualmente el juego que están promoviendo como parte de la celebración de aniversario número 20, es el Sonic Generations. Un juego que combina al Sonic “clásico” con el Sonic medio feo actual, y por ende tiene dos modos de juego, el de cámara onda primera persona (actual) y el de plataforma (clásico), cada uno con su respectivo diseño de personaje.



Aca están los creadores, Yuji Naka, Naoto Ōshima, y Hirokazu Yasuhara cantandole feliz cumpleaños:
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Gracias Sonic por todos estos años de magia y ojalá algún día vuelvas en forma de juegos geniales dignos de tu magnifico ser súper veloz y carismático.

Este fue mi repaso personal de la carrera de Sonic y espero que les haya gustado, chau.

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P.D: No posteo nunca, pero miren que cacho de posts que me mando cuando posteo eh, ojo.

9 de mayo de 2011

Gracias Trillo

trillo_facebook Evidentemente es en ocasiones como esta en las que me es imposible no querer postear algo, quizás no para quien pueda leerlo sino más que nada para mi mismo.

Se fue Carlos Trillo y más de 10 horas después de haberme enterado, todavía me cuesta creerlo. La primera vez que escuché de el o su trabajo fue cuando estaba en la primaria, durante el apogeo de mi interés por los comics. Fue entonces que escuché de Cybersix, y si bien no fue una historieta que haya llegado a leer hasta muchos años después, en ese entonces lo poco que había llegado a ver fue más que suficiente para darme cuenta que esa era una historia, unos personajes, una atmósfera como nada que haya visto antes de esa índole.
Varios años después, cuando ya había cambiado en gran parte los comics por la literatura y en mi pleno fanatismo de Arthur Conan Doyle descubrí a Martín Holmes en la revista Genios, de Trillo y Juan Bobillo (sin tener idea de quienes eran). Me sorprendió lo bien que había logrado captar la esencia de las historias de Sherlock en un comic para chicos, tomándose el tiempo para incluir detalles que hacían la diferencia.
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No voy a hacer un repaso de su carrera, primero porque leí menos del 20% de toda la obra que nos dejó y segundo porque hay muchos que lo pueden hacer mil veces mejor que yo. Quiero contar lo único que solo yo puedo contar sobre el, mis pequeñas anécdotas de la suerte que tuve de conocerlo.
Lo conocí por primera vez en la Feria del Libro en el 2007 (sin duda de la docena de veces que fui, esa va a ser siempre la mejor), el junto a Bobillo y otros dibujantes iban a estar firmando en el stand de Ivrea. Cuando llego veo que todavía no habían empezado asi que me siento en un rincón a leer Sick Bird que había comprado el día anterior. Al poco tiempo veo que un chico se acerca a un tipo que recién había llegado y le pide que le firme algo, nunca lo había visto a Juan pero estaba casi seguro que era el. Me acerco, me presento porque habíamos estado intercambiando unos mails unos meses atrás (sobre un proyecto que le había propuesto y todavía le debo, perdón Juan! te prometo que lo voy a hacer, eventualmente), el se acordaba y me saluda muy amistosamente. Me dice que va a dar una vuelta por ahí y que en un rato venia a dibujar. En ese momento estaba dibujando Seijas y como para quedarse con la boca abierta, y escucho justo atrás mío un “más o menos eh?”, me doy vuelta y era Juan que también estaba admirando al maestro. Cuando era su turno de ponerse a dibujar me quedo charlando con el mientras le hacia dibujos a la gente que estaba en (una considerable) fila.
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Hablamos de muchas cosas, del proyecto, de la historieta en general, de los años que hacia que yo seguía su laburo (tema que lo hizo sentir viejo). Al tiempo a unos pasos de distancia lo veo a el, al maestro Trillo (con su notable parecido a Jon Voight, aunque ahora el es el que se parece a Trillo). A diferencia de Bobillo, quien a pesar de mi enorme admiración (y de que soy su fan número uno, lo digo ahora públicamente para establecer precedente) podía hablar con el de igual a igual. Trillo por otra parte me demandaba un profundo respeto, y a pesar de que es un tipo adorable y tremendamente sencillo (en cuanto a trato se refiere), no podría tratarlo con esa ligereza, quería arrodillarme y alabarlo. En ese entonces empecé a tramar un plan y decidí muy astutamente utilizar un recurso que normalmente usaría para captar la atención de una chica, solo que en este caso yo quería conquistar a Carlos Trillo.
Cuando fue mi turno de que Juan me dibujara algo le pido algo que le trae recuerdos, un personaje que seguramente haría unos cuantos años que no dibujaba. No solo yo estaba chocho de que me estaba haciendo tremendo dibujo y que esté charlando con el, sino que mi plan estaba a punto de funcionar a la perfección. Carlos se acerca a Juan, chusmea a ver que estaba dibujando y dice “Uy, Martín Holmes!”, impecable timing. Juan le dice “El (o sea yo) me dijo ‘te voy a pedir que me dibujes algo que seguramente nadie más te va a pedir’”, Trillo sonríe y ahí aprovecho para pedirle que me firme ese número de Sick Bird que tenia.
“Deberíamos hacer otro de estos, no?” le pregunta Trillo a Juan. “Si, por favor!” digo yo como una colegiala fan. Trillo se rie y me dice “pero vos ya estás grande, no vas a comprar la Genios”. Yo le aseguré que definitivamente lo compraría. Esa noche salí de la Rural con una sonrisa de ñoño que no me podía borrar nadie, porque no solo había conocido al grande de Juan Bobillo sino que además había coqueteado con Trillo.

La chica a cuerda
Un par de meses después me enteré de algo que iba a terminar afectando notablemente el curso de mi vida, Trillo iba a dar un pequeño curso de guión de historieta en la escuela de Juan, el Sótano Blanco. A pesar de haber pasado varios años escribiendo ficción en prosa, nunca hasta ese momento había considerado seriamente la posibilidad de escribir comics. De repente la idea me resultaba tan lógica y obvia que pensar que no se me haya ocurrido hasta ese entonces parecía absurdo. De más está decir que si la clase la hubiese dictado cualquier otro, lo más probable es que no haya ido, pero era Trillo, no podía no ir.

En esa clase no solo conocí a geniales personas con las que durante los siguientes años íbamos a salir a resolver misterios (como Las Joyas de la Señora de Rojo, La Estatua de Babilonia y El Extraño Doctor Wilkinson, entre otros), sino que pude interactuar con el maestro.
Se planteó que la temática sobre la que todos íbamos a escribir iba a ser: la traición. La gran mayoría presentó historias serias, algunos dramas, algunos suspensos, varios tenían un manejo de las palabras considerablemente mejor que el mío. En un principio yo también contemplé una historia más bien introspectiva, sino me equivoco habría tenido que ver con alguien que se traicionaba a si mismo, o mejor dicho que su reflejo lo traicionaba. Pero un día, me llegó esa pregunta que tarde o temprano todos nos hacemos: “Qué pasaría si en una noche de trabajo, el ratón Pérez es interceptado por un gato, pactan una tregua pero el gato lo traiciona comiéndoselo, solo que el ratón sigue vivo en su estomago y atormenta al gato desde sus entrañas para que termine con la recolección dental de esa noche?”.
Lo primero que pensé fue “No puedo mandarle esto a Trillo”, lo segundo que pensé fue “No puedo no mandarle esto a Trillo”. No fue sorpresa que me haya contestado con toda la seriedad y normalidad del mundo, claramente estaba viendo más allá del delirio y concentrándose en la historia (y evidentemente el había escrito cosas bastante más bizarras que esta) y entre otras cosas me contesta: “parece un relato corto, se me ocurre con final inesperado, para potenciarlo. Pero por ahí lo pensaste como una cosa más larga, así que dale y contá todos los detalles, las escenas, lo que te parezca que puede encantar a un editor”.
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Una o dos clases después, llevé dos páginas de guión, escritas intencionalmente sabiendo que existía la posibilidad de que el mismo Trillo las fuera a leer en voz alta a la clase. Eso fue exactamente lo que sucedió y en un tono bastante serio leía cosas como “Hoy tuve una noche demasiado larga, 32 dientes recolecté hoy. No doy más flaco…” o “Yo estoy laburando, los gatos se piensan que esto es joda.” o mi favorito “CUADRO TODO NEGRO. NO OSCURO, NI BLANCO Y NEGRO. NEGRO COMO MAGIC JOHNSON. NEGRO”. La mayoría nos la pasamos riendo hasta que terminó de leer, fue absolutamente genial.
Lo que me gustó realmente de esas clases es que no intentó enseñarnos a escribir (cosa que es no solo difícil de enseñar sino que además puede ser extremadamente subjetivo) sino que al contrario nos enseñó cosas que solo el podría, como presentar proyectos en diferentes países y mercados y muchas contemplaciones de su laburo, como eso, un laburo.
La última vez que lo vi fue la última clase, el día de la joda y el boludeo en la que andábamos medio delirantes como para ponernos a hablar con el (de hecho cada vez que nos acercábamos a su grupo, lo desarmábamos y hacíamos que la gente se fuera).
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Sin embargo la última vez que intercambié palabras con el fue al año siguiente (2008), cuando estaba obsesionado con un proyecto y le escribí para contarle un poco y preguntarle que sabia de las fotonovelas. Ciertamente le había preguntado a la persona correcta, de forma muy predispuesta me hizo un resumen de todo lo que sabia sobre fotonovelas y me tiró muchas puntas para que investigara. Al releer sus últimas palabras se me hace imposible que no me queden resonando:
“... como no me parece que quieras hacer una cosa para competir en el quiosco sino una obra de autor, me parece que podés meterle que suena muy interesante.
Espero que te vaya bien con el intento.
Un abrazo,
Carlos”

Asi era Trillo, siempre predispuesto a dar una mano en lo que me da la impresión era su verdadera pasión. Siempre se me hacia que cuando alguien hacía una historieta en este país, estaba entrando a jugar en el arenero de Trillo, el era la historieta Argentina. Voy a ser completamente sincero (perdón maestro pero lo tengo que decir), sus diálogos siempre me parecieron extremadamente arcaicos y no en un sentido elegante y estilístico, al punto en que basta simplemente con leerlos en voz alta para notar lo ridículos que suenan. Sin embargo su manejo del formato de la historieta (sus ventajas y desventajas sobre otros medios), y su increíble versatilidad y rango de relatos eran impresionantes.
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Con Cecilia y Nahuel hablábamos todo el tiempo de el, era (y sigue siendo) muy gracioso imaginarlo bailando en el caño y arrojando Pokebolas. Estuvo muy presente en estos últimos años y yo creo que lo seguirá estando. Como acertadamente señaló Nahuel, muchos hacíamos lo que hacemos para el, y me siento muy estúpido de no haber terminado El Gato Pérez a tiempo para ver si tenia su bendición. Sin embargo ahora más que nunca siento que se lo debo, y esa es una motivación poderosa.

En fin, creo que no tengo mucho más para agregar. De todas las cosas que vi que escribió la gente, la de Alejo Valdearena es la que me resulta más apropiada. Este pequeño y hermoso tributo de Juan lo resume todo muy adecuadamente:
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